¿Por qué somos infelices?

¿Hay alguna diferencia entre el agua del océano y el agua del río, o entre el agua que sale de la llave o el vapor que emana al descongelarse el frío de la mañana?, ¿Es diferente el agua de mi cuerpo al agua del tuyo?, ¿Soy diferente de tí?, ¿Soy diferente hoy al yo del ayer, o al yo de mañana?

La causa primordial de la infelicidad está radicada en esa sensación o sentimiento que emana al creer que algo nos falta, que estamos separados de lo que nos rodea. Esta desconexión casi intrínseca en nuestra sociedad produce ansiedad, y es nuestra inhabilidad para lidiar con ella, la que nos enferma, física, mental y espiritualmente.

Somos infelices por que no sabemos aceptar esta ansiedad, y la agrandamos, transformándola en miedo. La convertimos en algo externo, al verla proyectada en otra cosa que no seamos nosotros mismos, como el miedo a perder nuestra casa, nuestro trabajo, nuestra pareja o nuestra vida.

Sentimos miedo, y este nos presiona convirtiéndose descontroladamente en más angustia. Llevándonos a un estado conocido como “estrés”. Se desborda y toma control de nuestras emociones, llevándonos por corrientes vertiginosas, donde nos perdemos y agrandamos la sensación de estar desconectados de nosotros mismos. Nos consolamos e intentamos remediar esto, al intentar conectar con otros a nuestro alrededor, al intentar conectar con tendencias o modas. Nos entregamos por completo a lo que el mundo externo nos ofrece y entonces nos vemos convertidos, usando formas y máscaras “compradas”, como si fueran propias y creyendo que conforman nuestra identidad.

Pero muy en el fondo sabemos que eso no somos nosotros y el día a día con sus problemas habituales, alegrías momentáneas y sentimientos pasajeros, nos distrae. Y en la distracción somos reyes de todo lo conocido, vivimos y nos vanagloriamos de lo que hacemos, de lo que creamos y de lo que creemos también. Porque preferimos vivir eternamente y comodamente distraidos de la consciencia antes que comenzar a aceptar el vacío en el cual vivimos.

Buscamos valores, propósitos, sueños, metas y aun así, el vacío permanece, y en él, mantenemos la incertidumbre de lo desconocido. Evitamos mirar, porque sabemos que no podemos ver realmente. Y si fuésemos capaces de ver, entonces todo en lo que creemos y por lo que vivimos, se derrumbaría, pues hemos montado un espectáculo, hemos elegido roles para estar aquí, comodamente, sin saber verdaderamente, quién es el que está aquí.

Somos infelices, y hay que aceptarlo. Porque nunca aprendimos a ser o a estar felices. Porque ni si quiera sabemos qué es lo que eso significa. Y nos conformamos comodamente con repetir la frase célebre de algún poeta o filósofo, como si verdaderamente lo hubieramos dicho nosotros, después de una experiencia real de felicidad plena y pura.

Más bien copiamos  en todo lo posible, la felicidad que vemos proyectada en el otro, entonces nace la competencia. El deseo nos gobierna, y el enojo nos consume, cada vez que el otro logra algo y nosotros no. Perdemos el control, porque creemos tener el control.

Comparación, competencia, celos, envidia, miedo, egoísmo, avaricia… Cada día sentimos esto, cada día hacemos algo para no volver a sentirlo, repetidamente, volvemos a sentirlo, ya que sin importar lo que hagamos, estamos cazando nuestra propia cola.

Somos infelices porque estamos viendo el mundo con los ojos cerrados. Estamos navegando sin velas ni remos, ni motor. Estamos a la deriva en el mar de nuestra propia ignorancia. Estamos a merced de nuestra angustia y ansiedad, de nuestro miedo a la muerte, al rechazo y al abandono. Y no existe un solo guía en el que podamos confiar, pues, estamos a merced del ego, que nos embauca y nos hace desconfiar. Principalmente, de nosotros mismos y de la vida.

¿Quieres dejar de ser infeliz?

Abraza tus miedos, acepta el vacío de tu corazón, permite que se expanda, permite que siga siendo vacío. No busques más, pues ya sabes que no hay nada. Ahora simplemente vive en el vacío, y entonces aparecerá para tí, el presente. Ningún color, ninguna forma, ninguna edad, ni cargo, ni bien material, ni ser amado, te llenará, ni estará contigo para siempre. Permite que el dolor se exprese en tí, así como la alegría. Permite al vacío y libera el silencio. Ahora sólo respira y vive.

La vida es evidente. Vívela como realmente es. Tu camino es aquel que haces paso a paso, momento por momento. Agradece cada instante y da al mundo aquello que hayas recibido a cambio.

Homenaje a mi Padre

Decidí escribir un artículo en homenaje a mi amado Padre, y me lo tomo primero como una forma de agradecerle a él la vida que me dió. También es una forma de rescatar todo lo positivo que él ha generado en mi vida, todos esos rasgos que tengo y que son espejos del modelaje paternal que recibí durante mi infancia y adolescencia.

Para comenzar me declaro a mí mismo, un rebelde, con y sin causa, en momentos de lucidez y en momentos de confusión. Y la primera persona con la que me rebelé, fuiste tú. Ahora a mis 33 años, veo que lo hice en esos momentos como una forma de sentirme dueño de mis decisiones, pero en un acto de sinceridad, lo hice también para decirte, mírame aquí estoy. Quería simplemente llamar tu atención, y sentir que me aceptabas.

A veces es difícil reconocer que lo que en verdad queremos es amor. Y es tan fundamental esta necesidad humana, de sentirnos conectados al amor, a través de quienes nos lo enseñaron y mostraron desde nuestro nacimiento. Siento que es hasta más importante que el mismo aire que respiramos, y que por variadas razones, no siempre logramos sentir esa conexión.

Esta desconexión que tuve por muchos años en relación a tí, me hizo sentir en muchos momentos, soledad. Una soledad vacía que me costaba comprender, y me engullía en angustia, tristeza y rabia. Sentir que estás siendo rechazado por la persona que te dio la vida, es un símil al suicidio, a perder toda esperanza de vida, a perderse a sí mismo, encontrando poco significado para mantenerse de pie y seguir hacia adelante.

Aunque dicen que la naturaleza es sabia y nos da justo lo necesario para crecer y aprender, me hubiera gustado sentir que estabas de mi lado, en esa edad en la que más lo necesitaba. Cuando poco o nada entendemos del mundo, y en vez de sentirte como mi enemigo,  sentir que con amor me enseñabas a tener coraje, a confiar en mí mismo, sin importar las dificultades que vinieran. Simplemente no te puedo puedo culpar, ya que te esforzaste trabajando de domingo a domingo, para darnos a mi y mis hermanos, la mejor vida posible, con las mejores posibilidades y siempre dándonos la oportunidad de elegir qué era lo mejor para nosotros, sin ser impositivo ni controlador.

Tengo un espíritu de guerrero, fuerte y sabio, y eso me ha llevado hasta el hombre que soy hoy. Y te agradezco que hayas sido como fuiste. Ahora me doy cuenta que si me hubiera gustado sentirme aceptado, que me lo hubieras hecho saber, que mis decisiones eran válidas para tí y que las respetabas. En vez de criticarlas o juzgarlas. Al final, hoy, puedo ver que lo has hecho, hemos madurado juntos como Padre e Hijo, y puedo decirte estas cosas a la cara.

Un gran amigo y mentor espiritual, me dijo una vez; “La aceptación es la llave para la felicidad”. Y esta frase que me acompaña desde ese entonces, me ha dado fuerza, ánimo y despertado en mí, un sentimiento interno de compasión por los demás. Y es esta práctica de la aceptación la que me lleva a escribirte hoy, honrarte en este espacio, tan íntimo y personal. Decirle al mundo lo importante que eres para mí. En verdad deseo que estas palabras nos sirvan para estar más unidos hoy y que les sirvan a otros que han se hayan sentido “lejos o desconectados” de su padre, que pueden hacer las paces, que este es un acto que nace del corazón, que podemos hacerlo una y otra vez a lo largo de nuestra vida y que los que ya son padres o desean serlo, puedan modelar en sus hijos un comportamiento sano, de crecimiento, de amistad, respeto, confianza, valor y entereza.

En mis “20” hice varias búsquedas internas, comenzando por la mismísima decadencia y autodestrucción al salir de la adolescencia y luego una más elevada, que me conectó profundamente con la naturaleza y mi espíritu. Asistí a varios retiros de liderazgo, meditación y chamanismo, donde poco a poco fui sanando la amargura y soledad de mi corazón, hasta convertirla finalmente en alegría, regocijo y felicidad. Y si bien aún me siento en el proceso de sanación, puedo ver hacia atrás el camino recorrido, puedo ver mi niñez y decir gracias.

Hace unos días atrás estábamos ordenando una estantería llena de libros antiguos, fotocopias y carpetas con hojas. Entre todo esto encontré una antigua fotografía, donde estabas enseñándome a caminar cuando yo tenía 1 año de edad, aproximadamente. Rápidamente la tomé y la guardé, me fui a otra habitación y lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, un sentimiento profundo y muy real se estaba apoderando de mí. Era una mezcla de tristeza y felicidad que me inundaba y me llenaba. “Mi papá, mi papito”, pensé en ese momento, e incluso ahora que lo escribo, vuelvo a sentirme igual. Una emoción contenida quizás por muchos años. Esto es tan potente, que pensé en compartirlo, al comienzo por redes sociales, pero, realmente elegí darle un espacio en mi Blog, ya que no quiero que se pierda en el devenir de la comunicación digital inmediatista y que pueda obtener cierta permanencia, no sólo por razones terapéuticas, sino que por motivos de trascendencia.

Si esto me ha afectado a mí, también podría estar afectando de igual, menor o mayor manera a otros hombres en este planeta. Y siento un llamado fundamental a compartir esta experiencia con ustedes y que les sirva de la mejor manera en su desarrollo humano.

No quiero centrarme en teorías psicológicas, sobre el desarrollo del autoestima, o de la importancia de sanar las relaciones con nuestra figura paterna y materna, respectivamente. Ya que prefiero que sea un escrito cargado de emoción y de verdad humana. Y que haya un contexto de integración, sincero y profundo.

papa y yoEn este artículo, quiero decirte que me siento conmovido totalmente por esta imagen nuestra, donde me sujetas de los brazos y me ayudas a dar mis primeros pasos. Me doy cuenta, de cómo has continuado haciéndolo, siempre a tu manera, hasta el mismo día de hoy. Quiero decirte que puedo reconocer y ver todo el esfuerzo y el sacrificio que has puesto en el desarrollo mío y de mis hermanos. Puedo ver tu sufrimiento como hombre, puedo ver tus errores, puedo ver tu humanidad vulnerable, y sobre todo esto, puedo ver el inmenso e ilimitado amor que me has dado, hasta el día de hoy.

Quiero honrarte porque quiero que seamos amigos, quiero que te puedas apoyar en mí, quiero me ayudes a crear un nuevo mundo, donde los hombres y mujeres, honran a sus padres y los amen, en donde los padres y madres del mundo, honren y amen a sus hijos, y la sabiduría inmensa del amor, los guíe a tomar las mejores decisiones posibles.

Quiero decirte que te dedico mi trabajo, mi vida, mi legado. Por que, gracias a ti estoy vivo y soy quien soy. Por eso te dedico mis éxitos y victorias. Sé que puedo compartir contigo también mis fracasos, mis metidas de pata y que me escucharás y estarás ahí para mí. Porque tú estás en mi corazón para siempre, estamos juntos, Padre e hijo, amigos, guerreros y hombres sabios y sensibles, artistas, viajeros del mundo interior.

Que este homenaje se impregne en nuestro espíritu, que nos devuelva la fortaleza perdida, que nos llene de energía positiva y poderosa y que se extienda a todos los padres e hijos que por cualquier causa, lo necesiten. Estoy seguro que si todos nos atrevemos a reconocer nuestro dolor y nos entregamos a nuestra vulnerabilidad, es nuestra fortaleza interna la que se maximiza, que reconocer nuestras heridas, sólo nos puede volver mejores. Que la verdadera sanación viene del espíritu indomable, puro, como el de un caballo que corre libre por las praderas. Que con su fuerza interna y su liderazgo natural, se entrega a la vida misma.

Hoy es nuevo día, y el sol nos muestra el camino, hacia el mañana que queramos recorrer.

Te amo Papá.

6 Hábitos que Importan

¿Vida Equilibrada?

Tener una vida equilibrada no es tan fácil. Son muchos los factores a los que debemos poner nuestra atención diariamente, y poco a poco vamos simplificando nuestras prioridades. Queremos  lograr diferentes cosas en el trascurso de la vida, y el desequilibrio nos juega en contra a la hora que más necesitamos estar al 100%. Es por esto que de todas las actividades, hay 6  que considero prioritarias para cualquier persona y que dándoles la atención necesaria podemos generar un soporte físico – emocional – mental y espiritual, que le de estabilidad a nuestro proyecto de vida.

[su_row][su_column size=”1/1″]graph-07[/su_column] [/su_row]

[su_row][su_column size=”1/1″]

Primero, respira…

Antes de seguir leyendo, tómate unos minutos, observa la imagen y pregúntate si realizas satisfactoriamente estas 6 actividades semanalmente. Considera cada punto como único y a la vez como parte de un sólo ecosistema. Es tu vida y nadie sabe mejor que tu, como estás viviéndola, aunque, a veces tenemos dudas y es bueno pedirle la opinión a alguien no tan cercano ni lejano, alguien que nos observe y con mayor objetividad nos pueda dar un feedback en alguna de estas áreas.

Analiza, se honesto.

Vamos, esto es para ti, no necesitas decirle a nadie sobre esto. Se honesto contigo mismo y pregúntate. ¿Cuál de estas áreas son mis áreas fuertes?, ¿Tengo hábitos sólidos que las respalden?, ¿Hay alguna de ellas que necesito cambiar urgentemente?

Más profundamente, ¿Me siento equilibrado, con mi vida actual?, ¿Estoy viviendo plenamente mi salud física y mis relaciones interpersonales?, ¿Me amo?, ¿Tengo energía para todo lo que hago y quiero hacer?, ¿Estoy aprendiendo cosas nuevas?, ¿Cuál fue el último libro que leí?, ¿Me conozco lo suficiente?

Ejecuta

Se que no se cambia nada de la noche a la mañana y que se requiere de un esfuerzo. Si eligieras una de estas áreas, que quisieras empoderar, desarrollar o cambiar, ¿Cuál sería?. Elije la más simple y no esperes hasta el lunes, comienza con lo que puedas. Apaga la Tv más temprano, aprovecha esa hora libre después del trabajo y sal a trotar, tómate tu tiempo y cocina algo sano que realmente disfrutes, llama a tu hermano y dile que lo amas. 

Parecen cosas simples, pero cada vez las hemos perdido más y más. Las olvidamos por su simpleza y cercanía. El sistema tiende a desequilibrarnos, pero no por eso vamos a permitir que nuestro tiempo y energía se malgasten. Esto depende de cada uno, no necesitamos ir a decirle a los demás, qué estamos haciendo ni por qué, simplemente hacerlo y tomarlo como un hábito.

Ganar cada mes un hábito saludable nuevo. Al cabo de 1 año, nuestra vida completa se verá diferente. Pocos comprenderán como lo hemos logrado, y sabremos en nuestro interior  que habremos requerido mucha perseverancia para lograrlo, conoceremos nuestras luchas y las honraremos.

Agradece

Sin importar en que estado creas encontrarte, agradece por quien eres, lo que tienes, lo que has logrado, por quienes tienes a tu alrededor. Agradece cada día y la vida será más fácil, más llevadera.

Una vez una gran amiga me dijo, así como das a otros, aprende a recibir también y agradece. Sus palabras se grabaron en mí, y descubrí que la vida tiene tanto para dar, ofrece tantas oportunidades diariamente. Pero si no sabemos recibirlas, como esperamos cambiar algo, como esperamos salir de donde estamos. El acto de agradecer es maravilloso y es una expresión del amor que sentimos por otros y por la vida misma. Ya que todos queremos sentirnos amados y amar. El agradecimiento nos llevará a ese estado emocional que trae verdadera paz con uno mismo y el mundo. Nuestros problemas comenzarán a diluirse como la tinta en el agua. Habrá menos yo y más nosotros.

Celebra

Ríe, haz el ridículo, baila, viaja, come algo distinto y exótico, enamórate de una mariposa, impresiónate por la naturaleza. Uff, vida, sorprendente y grande y aquí estoy, ¿sin disfrutarla?. Creo que es hora de cambiar mi humor de una vez, y comenzar a celebrar cada logro, cada momento, cada alegría, mía y de los demás.  A cuanta gente conocen en su trabajo, que piensa que debes estar muy serio, si no, no estás trabajando, no es posible que seas feliz haciéndolo. Pues, ¿sabes qué?. Tu vida, tu trabajo y todo lo demás si te puede hacer feliz, si puedes pasarlo bien y vivir con una sonrisa en tu cara. Y eso, amigos, depende de cada uno de nosotros. Ser felices verdaderamente depende exclusivamente de cada uno. Ya que si no podemos cambiar lo que no se puede controlar como el medio en que vivimos y trabajamos, podemos cambiar nuestra actitud al respecto. Es por esto que el celebrar se vuelve una necesidad de primer, segundo, tercer y cuarto mundo. Aprender a hacerlo de corazón.

Dar y pedir ayuda

¿Sabes?, no estás sólo, hay gente a tu alrededor también, que está en su propia lucha. Formar una red de ayuda, nos traerá beneficios a todos. Pues si ya vivimos todos juntos en este planeta, ¡ayudémonos el uno al otro! Nadie va a vivir para siempre y la vida pasa demasiado rápido como para vivir de forma egoísta, con miedo y solitario. Aceptar que no podemos lograrlo todo nosotros solos, es un primer gran paso. Luego atrévete a pedir ayuda. Y sobre todo, da. Ofrécela, sin pedir o esperar algo a cambio, sin miedo. Y si la quieren retribuir, entonces acepta. Ya que en ese intercambio de recursos y favores, fortalecerás esta red de apoyo, que te llevará a sentirte mejor con el mundo.

Si no te queda claro, déjame un mensaje, ¿quieres ayuda?, Como Life Coach lo puedo hacer. Escríbeme y conversemos, ya que estoy seguro de que ambos aprenderemos de la experiencia y ganaremos totalmente.

[/su_column] [/su_row]

Qué es lo que te define

El primero de enero es un día especial. Porque si te fuiste de fiesta, seguramente despertarás tarde y con resaca. Si no es así, no importa. En verdad da lo mismo si disfrutaste con tus mejores amigos y familia, si te perdiste en una fiesta multitudinaria o si pasaste la noche de año nuevo sólo.

Y digo que no importa por que nada de eso te define, ni definirá quien eres realmente.

¿Entonces que es lo que sí nos define?

Imaginemos que estamos pasándolo increíblemente bien, en alguna fiesta o reunión social. Quizás estás bailando o conversando y riendo hasta mas no poder. Ese momento tan positivo pareciera ser un buen momento, un momento de felicidad y alegría. Y la mayoría de las veces no vamos a interrumpir ese momento para preguntarnos, “¿Quién soy yo?”. El 90% de las veces vamos a vivirlo al máximo intentando no apagarlo. Del mismo modo, imaginemos que estamos pasando por una situación bien difícil, de mucho estrés, emociones como rabia o tristeza. Intentando solucionar algún problema que nos afecta fuertemente. Pues, creo que tampoco vamos a detenernos a pensar, “¿Quién soy yo?”.

Ahora imaginemos que estamos en un momento introspectivo, mirando el mar, pensando en varios aspectos de nuestra vida. Seguramente nos preguntaremos “¿Quién soy yo?” y nos haremos varias preguntas más al respecto. Y suponiendo que encontremos una respuesta. ¿Acaso no hemos hecho eso varias veces en nuestra vida y siempre hemos encontrado una respuesta un poco diferente?, ¿Será que hemos cambiado tanto con el pasar de los años, o tras haber vivido alguna experiencia intensa?. ¿Soy yo el mismo que era cuando tenía 5, 10 o 20 años?. De seguro algo de este yo ha perdurado, pero tanto nuestro cuerpo ha cambiado, como nuestra forma de vivir, como nos aproximamos a las experiencias, como nos sentimos con nosotros mismos, etc.

Entonces, ¿qué es lo que me define?, ¿Acaso algún día encontraremos una respuesta definitiva?

Voy a entregarles un concepto, con el que me gustaría que jugaran en sus reflexiones internas. Me ha servido bastante para darle un respiro a mi mente incansable y ha simplificado la visión misma de la vida que tengo, al punto de convertirla en un pasar bastante grato, pues me ha ayudado a comprender términos mucho más profundos como la felicidad.

Primero aclaremos ciertas cosas. Todo lo que creemos que existe, existe como un pensamiento o idea en nuestra mente. Por lo tanto en nuestro cerebro. No hay forma en que algo que no creamos que exista, no exista primero en nuestra mente. ¿Que quiero decir con esto?

Pasado: Lo que ocurrió en el pasado, lo conocemos por que hay un registro, alguien que recopiló hechos, verídicos o no, interpretativos o no, dijo, esto sucedió, de esta manera y nosotros lo aceptamos, pues así nos educaron. Para acatar más que para cuestionar.

Mitos: Tomemos el ejemplo del dragón como figura mítica. Todos saben que existen, pues hay millones de pinturas, libros, películas, etc. Que los muestran bien detalladamente. Para algunas personas es sólo fantasía, aún así el término “dragón” es familiar, eso quiere decir que a pesar de que los consideren una creación imaginaria, existen como tal en su mente. Para otros son un hecho bien real, incluso buscan todos los medios disponibles para comprobar su existencia. Y esto mismo ocurre con los extraterrestres, los dioses e incluso con las creencias religiosas de hoy en día. Podríamos decir que la existencia de Buda o Jesús, podrían ser sólamente un mito. Y aunque así lo creyéramos, aún así existen en nuestra mente.

Todo lo que existe en la naturaleza y que ha sido descubierto o creado, tiene un nombre, una descripción, una referencia, obedece a una categoría y esta a su vez a una familia de categorías. Todo el lenguaje ha ido evolucionando para mantener el control de lo que existe, y como el lenguaje es la fuente primordial de nuestros pensamientos, podríamos decir que nuestras mentes nos han servido como un inmenso categorizador de experiencias, que funciona por sí sólo, pues es el mismo sistema de pensamientos, el que le da la capacidad de seguir “siendo”.

Aún así, no somos capaces de respondernos lo más básico y eso es “Quiénes somos”. Unos dicen que somos la evolución de un mono, otros dicen que somos los hijos de seres superiores y otros, para mi gusto más sabios, simplemente un misterio.

¿Entonces como opera todo esto?, El concepto del que quería hablarles es la “identificación”. Y es bastante simple, Todo pensamiento con el que nos identifiquemos, lo hacemos parte de la conciencia del “yo soy”. Todos los conceptos relacionados, los pondremos bajo nuestro alero y también serán parte de este “yo soy”. Cuando alguna crisis ocurre en nuestra vida, y algunos de estos conceptos desaparece o es puesto en duda, entonces parte de ese “yo soy” se transforma. Pasamos día a día, tranquilos sin cuestionarnos nada de esto, por que el sistema de control que tenemos en nuestra mente, nos lo permite.

No cuestionarme, cada vez que me levanto por la mañana, “¿Quién soy?”. Por un lado es positivo, pues así nos podemos enfocar en nuestras acciones cotidianas, pero por otro lado, es esto mismo lo que nos genera cada crisis, por que de vez en cuando, alguien aparecerá en nuestra vida que hará que todo cambie. Puede ser un nuevo jefe en el trabajo, que nos pida hacer más cosas o lo que ya hacíamos, de una forma diferente. Podría ser alguien de quien nos enamoremos, estando o no en una relación. Podría ser un hijo que nos de un sentido de la vida nuevo, nos renueve el compromiso y la responsabilidad y nos de fuerza para seguir hacia adelante. O la muerte de un familiar, incluso la de una mascota.

Todos estos hechos diariamente, nos cambian, y la crisis real aparece cuando el concepto con el que nos “identificamos” cambia. Así como hay gente que se cambia de partido político, religión, se va a vivir a otro país, o sea lo que sea, cambiamos y así la “identificación” también.

¿Qué significa identificarse? En Wikipedia existe esta definición:

La identificación (de la raíz identi-, “identidad“) es, en psicología, la conducta, las habilidades, las creencias y la historia del individuo en una imagen consistente de sí mismo(a). La identidad es una búsqueda de toda la vida, la cual se enfoca durante la adolescencia y puede repetirse durante la edad adulta. Erik Erikson subrayó el hecho de que este esfuerzo por encontrar un sentido de sí mismo y del mundo es un proceso sano y vital que contribuye a la fuerza del ego del adulto. Los conflictos que involucran el proceso sirven para estimular el crecimiento y el desarrollo. Así, para alcanzar un buen nivel de autoestima se debe, antes que nada, descubrir la propia identidad.

¿Qué quiero decir con todo esto?

1. Somos libres de generar la identificación que queramos, esto significa que podemos cambiar conscientemente cada vez que lo necesitemos o queramos ya que aunque no quisiéramos o sintiéramos que no podemos, aún así lo haríamos. En vez de hacerlo por medio de una crisis, simplemente podemos aprender a fluir, y no encajonarnos o hacernos prisioneros de nuestros propios pensamientos. Ya que no es algo que esté fuera de nosotros, los únicos capaces y responsables de generar esto, somos nosotros.

2. Así como nuestra “identidad” puede cambiar, también los demás, por lo tanto, dejar de generar juicios sobre los cambios de otros causará dos cosas muy positivas. La primera es que nuestra vida en sociedad será mucho más plácida y la vida de los demás también, ya que no haremos sentir a otros el juicio y el peso de no poder ser quienes son realmente. Esto conllevará a una vida más honesta y sincera, a relaciones más sanas, pues aprenderemos a aceptar a los demás tal cual, y no bajo nuestros propios términos sujetos a nuestra “identificación social”. Por otro lado y no menos importante, es que nosotros estaremos mucho más libres, en vez de estar ocupando pensamientos en situaciones que no nos pertenecen, pues son de la vida ajena, podremos enfocarnos simplemente en nosotros mismos y en las cosas que si nos generan felicidad, éxito y gratificación.

Cambia

Finalmente les quiero dejar una serie de ejercicios que los ayudarán a pasar cada proceso de vida por el que estén. Aprender a cambiar es tan importante como aprender a contar y escribir. Ya que irremediablemente estamos constantemente haciéndolo, ¿por qué no mejor volvernos expertos y así tener una vida más armónica?

Evalua tu pasado

Haz una lista cronológica de los años que quisieras revisar, de hitos importantes, de sucesos que te marcaron y pregúntate: ¿Quién era yo en ese momento?, ¿Cómo viví esa situación?, ¿Qué hice para superarla?, ¿La disfrute realmente?, ¿Si volviera a pasar por algo así, que haría diferente?, ¿Qué aprendí?

Revisa tu presente

Seguramente estás pasando actualmente por alguna situación que quisieras cambiar o te ves forzado a hacerlo. Toma lo mejor que ya hiciste en tu pasado y pregúntate, ¿De lo que aprendí, que podría replicar ahora?, ¿Quién soy yo ahora?, ¿Qué quiero hacer realmente?. Esta última pregunta es importante, como es un ejercicio no temas en escribir eso que verdaderamente quieres. No te limites, aunque suene imposible o soñador, simplemente hazlo. Luego evalúa cómo podrías llevar eso a un plan de acción para realizarlo.

Olvida el futuro

Así es, olvídalo y vive el ahora con toda su intensidad. Usa tu plan de acción para definir metas y acciones, pero enfócate en el ahora. Toma todo el potencial positivo, de quien eres realmente, sin máscaras, sin heridas, sin nada y vívelo. El futuro nunca llega, por que sólo existe el ahora.

Mientras más tiempo nos demos para estar con nosotros mismos, para conocernos, quien realmente somos, más vamos a aprender sobre la vida misma y ganaremos mayor convicción en todo lo que emprendamos, mayor sabiduría para cada cambio y simplemente nuestra vida pasará de ser una compleja existencia de sucesos a un armónico y simple ser y estar en el ahora, fluyendo y amando lo que somos y al mundo.

Si te ha parecido de interés este artículo, no dudes en compartirlo, deja tu mensaje o ponte en contacto conmigo, si quieres dar un paso más allá con el apoyo de un Life Coach.